No digo yo que la presidencia española durante seis meses haya sido soberbia en materia de transportes, es que lo reconoce toda la Unión Europea. Se han aprobado ocho ordenaciones generales en este semestre, un récord en la historia de la Unión Europea. No ha habido una presidencia tan prolífica a la hora de consensuar y de tomar iniciativas en materia de transporte en el ámbito de la Unión.
Y esa es la línea de trabajo en la que me gustaría continuar. Debemos aprovechar la coyuntura de la recuperación de los tráficos prepandemia, incluso en algunas ocasiones adelantando a países de nuestro entorno, como es el caso del transporte aéreo. Por ello, en la legislatura que estamos iniciando, como ya he dicho en otros foros y como acabo de decir, nuestro reto es contribuir a la transformación de España.
El camino a seguir es el de la transformación de España, según el ministro
Es una tarea ambiciosa en la que el Ministerio de Transportes debe convertirse en un instrumento principal, porque somos los que tenemos una mayor capacidad de inversión, tenemos los medios para ello y, por tanto, no hay excusas. Y, por supuesto, esta mayor capacidad también va asociada a una mayor responsabilidad, porque a la sociedad le debemos el acertar en nuestras decisiones, siempre primando el interés general frente a intereses particulares o partidistas. Los que hemos visto de cerca la realidad de la España menos poblada tenemos claro que movilidad es sinónimo de inclusión y de cohesión social y territorial.
En segundo lugar, tenemos la descarbonización del sistema de transportes. Aunque parezca mentira, a estas alturas todavía hay quien no cree que el cambio climático sea un problema, sino que piensa que es una invención. Por el contrario, la comunidad internacional, la ciencia y las evidencias son meridianamente claras sobre este asunto, y nosotros, desde nuestra responsabilidad, debemos hacer lo que esté en nuestra mano para remediarlo.
El Ministerio se enfrenta a un gran reto en materia de sostenibilidad del transporte y reducción de la emisión de gases de efecto invernadero, alineándonos con los ambiciosos objetivos mundiales establecidos por el Acuerdo de París, particularmente el de cero emisiones netas de CO2 en el año 2050. En el Gobierno tenemos un firme compromiso para la consecución de los acuerdos ratificados por España en relación con la protección del medio ambiente, y de forma particular con aquellos firmados en el ámbito de la lucha contra el cambio climático, como el mencionado acuerdo de París.
Objetivos climáticos
Del mismo modo, consideramos prioritaria la toma de acciones para la consecución de los objetivos climáticos de la Unión Europea establecidos para los años 2030 y 2050, acciones que deberán ser abordadas por el conjunto de industrias y sectores económicos de nuestro país. Por ello, especialmente el ferrocarril y el transporte público deben ser piedras angulares de nuestra estrategia para la descarbonización del sistema de transportes.
En este sentido, los servicios de cercanías son estratégicos, y lo son porque seguimos apostando por poner en el centro de nuestra gestión al ciudadano. El servicio de cercanías refuerza nuevos modelos de movilidad urbana e interurbana más sostenible y competitiva, garantizando el desplazamiento diario y seguro de millones de personas. Por esa razón, y también porque la red de alta velocidad ha alcanzado ya un importante grado de desarrollo, estamos invirtiendo más dinero en este momento en cercanías que en la red de alta velocidad, y creo que eso nos indica claramente por dónde va la dirección de los próximos tiempos.

